miércoles, 5 de marzo de 2008

Una mañana cualquiera.

Como cada mañana, me despierto y me cuesta un gran esfuerzo levantarme ¡ con lo agusto que sae está en la cama !, pero la obligación es la obligación y tengo que ir a trabajar bien temprano.
Después de una ducha rápida y mi imprescindible café matutino, me voy al garage en busca de mi coche. Aún está oscuro, en invierno amanece tarde y cuando salgo con el coche aún es de noche, pero mientras viajo, puedo ver como lentamente va saliendo el sol tras el horizonte, lo que me alegra la mañana , poder contemplar como va cambiando el cielo de color conforme se va elevando el sol. Como es tan temprano, a penas hay tráfico y la circulación es tranquila y sin atascos. Al parar en los semáforos ves a conductores con cara de sueño, unos bostezando y otros con el dedo en la nariz, alguno va tarareando al compás de la música, otros escuchan las noticias del día, como yo, esto es el pan nuestro de cada día para tantos currantes como yo. Como llego pronto, me voy al bar de la esquina a tomarme mi segundo café de la mañana, en casa Ramón, como así se llama el bar, me atiende precisamente Ramón, el dueño, persona agradable y dicharachera como las haya, siempre comentamos las novedades o las noticias del día y sobre todo si hay algo que tiene a la gente en vilo, compartimos los comentarios, aunque es un tipo muy exagerado y a veces no comparto lo que dice. Precisamente el otro día estaban varios hombres en la barra discutiendo acaloradamente sobre a quien iban a votar o no en estas próximas elecciones, un solicialista quería convencer a los otros de lo bueno que es Zapatero y que Rajoy es el culpable del " redondeo " del euro que por eso el café pasó de 100 pesetas a 1 euro , el otro por lo visto del PP le contestaba que el Presidente negociaba con los terroristas y asesinos de Eta, en fín, sin yo pretenderlo me vi metida en la conversación y nos enfrascamos en tal discusión que al final ya nadie sabía a quien iba a votar el domingo. Luego, me fui al trabajo y riéndome yo sola por la calle y pensando que en vez de ayudarles , con mis opiniones les había dejado un lio mental que no sabían al final ni que es lo que pensaban . Cuando al día siguiente volví por la mañana a tomar mi café de rigor, Ramón me dijo :

- Menudo follón armaste ayer, por pocoa terminan a tortazo limpio.

y es que en el fondo nadie tiene muy claro que es lo mejor y nos dejamos impresionar por cuatro tonterías sin importancia , olvidándonos de lo verdaderamente exigible a cualquier político que pretenda gobernar un país.

3 comentarios:

RIPP dijo...

Por cierto, esose cafés que disfrutas, ¿sueles acompañarlos con un cigarro?

Carlitos Satan dijo...

Que quieres que te diga, me encanta España, creo que es de los pocos paises donde se salta de hablar del precio del cafe a las victimas del terrorismo sin mediar ni un paso intermedio.

Franck dijo...

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Franck
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