lunes, 3 de marzo de 2008

El Laberinto de la cabeza

Estaba paseando por la playa cuando me tumbé sobre la arena,hacía un día maravilloso y mi cabeza empezó a recordar como nos conocimos.
Mis padres me decían que me iba a quedar soltera,pero no fué así.

Nos conocimos en los Jardines del Generalife de Granada,entre flores y agua,yó me encontraba en el Patio de los Leones cuando de repente me tocaron en el hombro y me dijeron
¡me permite que le saque una foto¡
y yo encantada, le contesté bueno adelante,¡soy toda suya¡
entre risas y jolgorio me invitó a unas "tapillas" y de allí surgió el amor, nos casamos y fuímos muy felices hasta que descubri la infidelidad.

Retrocedo siempre ante el relato de aquella noche.Fué tan calurosa que no tuvimos más remedio que dejar abiertas las persianas, a pesar de su horror por los murciélagos.Sabíamos perfectamente que era el roce de las hojas de un tilo contra la pared de la casa,pero siempre nos parecía que respiraba alguien en el fondo de nuestra habitación . A veces,el viento imitaba entre las ramas el rumor de un aguacero.

La luna,al ponerse, iluminaba el sueloy los pálidos fantasmas de nuestros vestidos diseminados por la habitación .No oíamos al bosque murmurando,cuyo susurro se había hecho silencio.

Y me dijiste:

-Durmamos.Debemos dormir......

Pero en torno a nuestra lasitud rondaba una sombra.No subíamos solos desde el fondo del abismo.Y surgía ésa desconocida Marisa,que yo despertaba en tu corazón en cuanto mis brazos se cerraba sobre tí.

Y cuando volvía a abrirlos,adivinábamos su presencia. Yo no quería sufrir,tenía miedo de sufrir.También el instinto de conservación. Sabía que no era necesario interrogarte.Dejeba que ese nombre fuera un laberinto en mi cabeza.No hice nada por arrancar del cieno lo que dormía bajo las aguas mansas,ese principio de corrupción de infedilidad de ese pútrido secreto.

- Hay muchas cosas que hubiese debido decirle....


Hablabas con voz baja y precipitado.Tu cabeza ya no reposaba en mi pecho y tus labios no me besaban y nuestros cuerpos yacentes no se rozaban.

El claro de luna iluminaba sobre nuestras sábanas y mis manos pequeñas te acariciaban, mientras el decía no he hecho nada malo .¡confía¡

"¿Cómo he podido amarle,cuando apenas ha transcurrido un año de ese gran amor?

¿Sólo el laberinto de la cabeza no nos deja ver el camino para salir de él?.

Las estrellas del alba palpitaban aún.Se despertó un mirlo.La brisa,cuyo rumor habíamos oído entre las hojas mucho antes de sentirla sobre nuestros cuerpos,hinchaba las cortinas y refrescaba mis ojos de las lágrimas que me caían al recordar la felicidad que ya no existia.

- Te amé en cuanto te ví.

2 comentarios:

Carlitos Satan dijo...

Joder, es superbonito, pero me da la puta sensación de que en esta vida todas las cosas bonitas son un poco tristes... en fin, bienhallada.

RIPP dijo...

¿Es un texto autobiográfico?